¡Qué afortunada vida
la que llevo gozando en el Vacar;
contemplo la salida,
al alba sin cesar,
de rubio sol que alivia mi pesar!
¡Qué bello veo el río
en el valle sereno y en reposo!
¡Alegra mi albedrío,
el vivir tan gozoso,
en un verde paraje tan precioso!
¡En plena primavera
las montañas rebosan de hermosura!
¡Baja por la ladera,
con su gentil figura,
una cascada de agua fresca y pura!
¡La nava está esmaltada
de alcornoques, encinas y olivilla!
¡Vestida de esmeralda,
de forma tan sencilla,
me encanta, me entusiasma y maravilla!
¡Oh montes ondulados
donde moro seguro y muy dichoso!
¡Oh riscos alejados,
bajo cielo nuboso,
silbando sopláis aire deleitoso!
¡Disfruto de las aves
escuchando su trino muy seguido!
¡No sufro penas graves,
oyendo su sonido,
olvido los achaques que he vivido!
El Vacar 13 de junio de 2020
Muy bonita Oda, que aún siendo un tema no muy boyante, has sabido sacar optimismo y belleza...
ResponderEliminarQue es lo más importante!!!!
Antonio gracias por leerla. Me alegra que te haya gustado
ResponderEliminarSiempre hay que sacar lo bueno y positivo de la adversidad, y si además sacas lo bello y lo compartes, mejor que mejor.
ResponderEliminarRecordaba la Oda a la Vida Retirada de Fray Luis de León y me vino la inspiración de hacer esta poesía viendo un cierto paralelismo entre su situación y la que menos vivido con el confinamiento. Gracias por tu comentario Lourdes
ResponderEliminarGran idea! y productiva, para dejarnos leer maravillas como esta!
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