sábado, 14 de abril de 2018

Tercer encuentro compañeros curso 1960/61


Crónica del  tercer encuentro

           El día  11, a las  7,30  en punto sonó el  despertador.Era la  hora de levantarme para comenzar este  miércoles.Nuestro  gran  día.Me  afeité, me duché y me  preparé lo  más  rápido  que  pude  para poder  estar  en la  estación de  autobuses antes de las  8,30,hora de llegada de Andrés Córdoba. Todos  mis buenos  deseos  se truncaron pues a pesar de la  hora tan temprana todos los  aparcamientos estaban ocupados.Di varias  vueltas alrededor de la estación y finalmente me di por vencido y decidí buscar aparcamiento en  otro lugar  aunque estuviese un poco alejado.Lo encontré en los  jardines que  rodean a la  parroquia de la Consolación. Me  apresuré  todo lo que  me  permitían mis  piernas  mientras iba  pensando que otros compañeros ya estarían  viajando con la misma o quizás con más ilusión que la  que  a  mí me  embargaba. 
Llegué a la estación y el reloj marcaba las  9 de la mañana. Dónde  estará Andrés -pensaba yo-   ¿Lo reconoceré?.
Estación de autobuses de Córdoba
Mis  ojos buscaron por  los  asientos  y ninguna de las personas que  los ocupaban me pareció coincidir con la imagen que  yo tenía de él. Decidí llamarlo por teléfono y en unos  instantes nos saludamos con un fuerte abrazo. Era la primera  vez que nos  veíamos en más de  40 años. Nos  dirigimos a la  cercana  estación del Ave pues  Manuel Aguilera y su esposa ya  habrían descendido del tren.
En el bar  la Barrila los  esperamos mientras  tomábamos el  desayuno. Enseguida  aparecieron  y volvieron a  sucederse los  abrazos y la  alegría mientras aguardamos   la llegada del resto de  compañeros: Julián Toro,Manuel Matas,Pedro Villarejo, José Vico  y Francisco  Martínez  Villoslada ,estos dos  con sus respectivas esposas  Pilar y Maribel. Reunidos  todos
Estación del  Ave

partimos  hacia Hornachuelos. Salimos  de Córdoba  sobre las  10,30 de la mañana.
          El día, que había amanecido triste  y lloroso, en la medida  que avanzábamos hacia nuestro destino se  iba  despejando y el sol nos  saludaba  con sus  dorados   rayos y  de  vez  en  cuando  jugaba al escondite  tras unas  nubes de  blanco algodón.Él también participaba de   nuestra alegría y las  previsiones meteorológicas nada  halagüeñas por momentos  se  esfumaban.Sobre las  11,15, más  o menos la  hora prevista,llegamos al lugar de encuentro donde  nos  esperaban  Gabriel,Francisco Serrano,Diego  Habas, y José Morante. Ramón junto con Agustín y su esposa habían  avanzado hasta el Centro de  Interpretación del Parque de  Hornachuelos al que encontraron cerrado; por su parte  José María  García Paredes  con su esposa y  José  Dobao habían subido hasta el centro del pueblo.
          La  explanada  que nos  sirvió de  aparcamiento se  colmó de  abrazos, alegría e ilusión por  nuestro nuevo encuentro. Tras  unos  minutos de agradable convivencia anduvimos  hacia la presa. Ésta se  encontraba  completamente  llena  al 100%. Sólo por un aliviadero  lateral  el agua saltaba en alegre tropel Vimos la  barcaza  cuya  rotura  nos  privó del  ansiado  paseo hasta el seminario. La sierra vestida de  verde  manto de  esmeralda brillaba  bañada por los  rayos del sol. Allá  a lo lejos escondido entre los  pliegues de las  montañas  me imaginé al seminario asomado sobre el río  contemplando tan hermoso escenario.La  naturaleza  entera parecía gozar de nuestro encuentro pues una numerosa  piara de cabras con sus  cabritillos  vino a  saludarnos  y darnos  la bienvenida. Llegaron Ramón, Agustín y  su esposa y de  nuevo la presa  se  coronó de  abrazos, de  besos  y  de  ilusión. Tomamos  alguna  foto  para recordar tan emotivo momento y tomamos el camino  hacia el  centro del pueblo donde  nos  reuniríamos con José Dobao , con José María  García Paredes y  con su esposa.
En la presa
Gabriel nos  guió hasta el aparcamiento situado  junto al castillo y  cerca de la iglesia parroquial dedicada a  Santa María de las Flores. En la plaza  junto al templo  quedamos inmortalizados  en una nueva foto. Visitamos la parroquia construida en el siglo XVI en estilo gótico tardío con una bonita  portada plateresca; el interior de  una sola  nave con  grandes  arcos  ojivales llamó nuestra atención por su amplitud. El cura párroco
D. Francisco M. Gámez  nos  sirvió de  cicerone; nos habló de la historia del  templo  y de las diversas tallas  y capillas que contiene.
Nos  mostró la tallas de San Abundio, patrón de  Hornachuelos, que fue martirizado en Córdoba.La  de Jesús Nazareno  con su imagen , la  de la Virgen de los  Dolores. En otra  capilla lateral, dentro de un  dorado templete, admiramos la imagen de  La Virgen de los Ángeles,patrona del pueblo y que dio su nombre a nuestro seminario.La  parte más antigua está ocupada  por la  capilla del sagrario;está separada de la nave principal por una  verja de hierro forjado. Esta  capilla  parece  ser  la primitiva  iglesia y en ella se encuentran pilastras,fustes de columnas,trozos de  capitel,un fragmento de sacórfago paleocristiano del siglo V y un ladrillo de  época  visigoda.El altar  mayor está presidido por una  gran  talla  de  Cristo Crucificado. En un lateral se encuentra  también una enorme  retrato de  la beata Victoria Díez, maestra perteneciente a la  Institución Teresiana, que fue  fusilada  durante la guerra civil.
Junto a la parroquia
          Terminada la visita Don Óscar Morales responsable de  cultura  fue nuestro nuevo cicerone. Visitamos el teatro Giuseppe Verdi ,nombre dado al local por su ópera La Forza del Destino, basada en la obra Don Álvaro o la  Fuerza  del Sino del cordobés Ángel de Saavedra,Duque de Rivas. Nos  comentó los  esfuerzos que  está haciendo el Ayuntamiento para  rescatar todos los edificios de  carácter  histórico y cultural que  hay en la localidad.Dichos  esfuerzos  estaban plasmados en murales y fotografías a lo largo de un pasillo del  teatro. Desde aquí marchamos al castillo; don Óscar nos habló de su origen e historia y pudimos  acceder a su aljibe que se encuentra completamente lleno de  agua.Como despedida  nos obsequió con un pin con el escudo de Hornachuelos  y  un estuche  de cartón conteniendo varios folletos de información  turística  sobre  la localidad  

           Marchamos  a  Palma  atravesando  gran parte del pueblo observando cómo había  crecido  en los  últimos años.
            Llegamos a nuestro  destino y nos  dirigimos a  la parroquia de San Francisco;junto a  ella se encuentra la  hospedería del   mismo nombre  situada en el antiguo convento franciscano desamortizado en el siglo XIX. Desde  entonces el templo siguió perteneciendo a  la iglesia y el convento pasó a manos privadas.Tuvimos la agradable sorpresa de que el compañero Antonio Almenara León,de otro curso  diferente al nuestro, nos  estaba esperando para  saludarnos. Fue  un momento más de  emoción y alegría. Gabriel nos  enseñó su  despacho,que tal  vez es la  parte más antigua de la iglesia . En su techo hay una pequeña bóveda con nervaturas de estilo gótico plateresco y en el muro de la izquierda un arco con profusa  decoración  del mismo estilo.Probablemente  este  despacho fue en tiempos la  capilla de Ánimas.  
Con  Antonio Almenara delante de la  parroquia de San Francisco        

Pasamos rápidamente al comedor pues  ya eran las  dos y los  estómagos pedían a gritos una  cervecita  y algo sólido para acompañarla. Quizás este  comedor fuese el refectorio del convento; su estructura de  forma rectangular me recordó al primitivo refectorio de  filósofos y teólogos de San Pelagio.
Llegó el  momento  culmen del encuentro participando todos de la misma mesa en un clima  de  alegría  camaradería  y sana amistad. El almuerzo estuvo a  la altura de las circunstancias. De  entrada un delicioso paté nos  deleitó sobre unas  pequeñas y  crujientes tostas de  pan .La  cerveza, el agua, la gaseosa, el Rioja y el Ribera del Duero  aclararon  nuestras  gargantas mientras acompañaban nuestros platos. De  primero algunos escogieron un cremoso salmorejo  bañado de  jamón y  huevo duro; otros  preferimos  sopa de  picadillo con carga "de  profundis"  compuesta de fideos, pedacitos de  jamón y  huevo duro. Estaba  riquísima  y por supuesto no era  de  avecrén. También se  podía escoger  ensalada mixta. De  segundo  unos tomaron pez  espada a la plancha con  salsa  verde ; otros  flamenquín casero  con guarnición de  patatas  fritas.; el flamenquín realmente grande  como  trompa de elefante; yo me incliné  por arroz con verduras,arroz caldoso como lo llamaban en Aguilar de la Frontera.De postre  flan casero de  gran  tamaño con adorno de nata y lápiz de  chocolate; aparecía  apetitoso. Me quedé con las ganas pero el azúcar  la tengo prohibida. Me incliné por  una tajada  de melón  que me la sirvieron con un  sombrerito de  fresa. Algún otro compañero  pidió también melón. Ramón como  palmeño de pro se inclinó por  naranja de la tierra.
En el refectorio
Degustando los postres dialogamos sobre  nuestro próximo encuentro.Hubo división de  opiniones sobre  donde  realizarlo. Se presentaron dos posibles  sedes  Priego y Alcalá de  Henares. Tras  una votación quedamos en reunirnos en Priego el año próximo el miércoles  17 de  abril.Enseguida  nos sirvieron el café. Agustín y su esposa nos obsequiaron con unos  deliciosos  dulces que habían elaborado en su casa de  Priego. El tiempo  corría  rápido y tras  abonar los 15 euros del menú pasamos a escuchar las  explicaciones de  nuestro nuevo  cicerone D. Manuel Muñoz Rojo, doctor en  Historia  y cronista oficial de Palma.
          Es  muy difícil  recordar todas  sus interesantes y amenas  explicaciones sin haber tomado nota escrita de las mismas. Nos  mostró los  diversos  claustros del convento y las  partes más interesantes del mismo incluída la  huerta y unos  frescos  muy antiguos con temas  palmeños y simbología  franciscana realizados sobre una bóveda que da acceso a uno de los  patios. A continuación nos trasladamos al templo de  San Francisco.Nos contó su origen en el siglo XVI como  convento franciscano de Nuestra Señora de Belén,bajo bula del papa León X. Durante la guerra civil fue incendiado y se  perdió todo su rico patrimonio. En una de  sus capillas  se encuentra  el panteón de la familia  Cívico. En el año  1954  se convirtió en parroquia. 
          El tiempo apremiaba pues a las  5  nos esperaban en el palacio de Portocarrero. Partimos pues  hacia allí. Llegados a palacio nos  recibió la  propietaria Doña Cristina Ibarra. Ella misma  fue la cicerone explicándonos con detalle cómo había diseñado su restauración desde la total  ruina en la que  estaba sumido cuando lo recibió.Al entrar  a palacio un  penetrante  aroma de incienso  nos embriagó  mientras  accedíamos al primer patio. En uno de  sus 
Delante del palacio de Portocarrero
laterales vimos una estatua  romana y una escalera de cartón piedra  utilizada  en el rodaje de la película  el  Reino de los Cielos. En el centro del patio unas  esbeltas palmeras se mecían al compás del viento. Del patio pasamos a una hermoso salón rectangular  cuyo techo estaba cubierto por un bonito artesonado de madera. El mobiliario  llamó nuestra  atención . En el centro una  magnífica mesa con incrustaciones, sobre ella  reposaba  un  gran candelabro adornado de   flores. La  pared  frontal  a la  puerta aparecía  cubierta por un  tapiz del siglo XVII . Un órgano a  la izquierda  y un clavicémbalo a la derecha  junto con  otros   muebles  completaban  su decoración. Cristina  nos  habló de  que la visita al palacio implicaba un paseo por el tiempo y una  experiencia para los sentidos, la vista, el olfato, el gusto... Era un paseo por el tiempo pues en el palacio había un crisol de  civilizaciones  ya que sus  orígenes eran romanos,luego  fue alcázar almohade y por último palacio renacentista de los siglos  XV y XVI.
Añadió que  era una  experiencia para los sentidos  pues al pasear por sus patios, salones y  jardines nos  envolvería una mágica  atmósfera  de  sensaciones agradables para todos los sentidos.  De ahí el aroma de incienso que  nos  había  embriagado al entrar; el sentido de la  vista lo estábamos  disfrutando al contemplar tan  bonito patio y tan lujoso salón y lo seguiríamos  gozando  en el resto de  patios, salones y jardines. A  continuación  tocó una  corta pieza  en el clavicémbalo como experiencia  para el sentido del oído.
          Desde el salón a  través  de un arco  pasamos  a un pequeño jardín donde  crecían lentiscos y flora mediterránea; se escuchaba el murmullo del agua  que corría por los conductos de  riego. A continuación una  habitación, abierta  como si fuese un porche  y adornada en las  paredes  con  azulejos   rodeados de  marcos de madera y colgados como si fuesen  cuadros, daba acceso al  gran jardín. Allí nos  obsequiaron  con un té y  unas pastas en forma de  corazón. Era  la  hora de la  experiencia del sentido del gusto. Cristina  nos  habló de  los naranjos centenarios del jardín y de que era  único pues  en él se cultivaban  todas las clases de naranjos  y limoneros que se conocen junto con  otros árboles y plantas mediterráneas  como  cipreses, palmeras, alcachofas, tomillo, romero, aloe  vera... Nos  animó  a  recorrerlo mientras degustábamos  el te y las pastas. Ella  misma  nos  acompañó  y nos fue  mostrando  lo más destacado de su  hermoso jardín. Dentro del  mismo  nos dio a  libar el néctar de las flores del aloe  como una  nueva experiencia para el sentido del gusto.
En el gran jardín del palacio
Desde el jardín caminamos  hasta un hermoso patio de doble arcada. Los  arcos  eran de  ladrillo y las columnas de mármol blanco. Las columnas inferiores estaban rodeadas en su parte  superior  por un anillo de hierro con cuatro candeleros  que portaban amarillas  velas de cera. Conformaban una  bonita imagen pues  dicho patio se  suele utilizar  para  distintas  celebraciones. Desde el patio accedimos al gran salón comedor con capacidad para  64  comensales. Impresiona  por su  longitud. Cristina nos  comunicó que la decoración era obra suya y ciertamente  era muy original. Sobre la mesa  una serie de  altos candelabros con velas y  flores; en el centro de la sala  sobre la  mesa  pendía un cerezo en flor con sus  ramas invertidas de las que  colgaban una  jaula de madera y  papeles conteniendo los deseos que se  querían  ofrecer  u obtener. El techo lucía un bello artesonado de madera.Un gran espejo de marco dorado y un tapiz  decoraban los  dos extremos del salón.Cristina nos  contó que  Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, celebró en este lugar su banquete nupcial tras  desposarse con Doña María Manrique de Lara. Podría ser que incluso la ceremonia religiosa  la hubiese realizado en una capilla del mismo palacio. También que en el siglo XVII  nació aquí el Cardenal D. Luis Manuel Fernández de Portocarrero  y Mendoza  que llegó a  ser  Canciller  Mayor de Castilla y Primado de España como Arzobispo de Toledo. A nosotros  mismos   nos nombró como embajadores del palacio sugiriendo que  ayudásemos a expandir su conocimiento para atraer visitas. Siempre tendríamos  entrada  gratis  viniendo acompañados de otra persona. También nos informó que  en otra de las habitaciones que rodeaban este  patio podríamos ver  fotografías  que mostraban el estado  lamentable y ruinoso que presentaba el edificio antes de la restauración realizada por ella y su marido. 
Gran salón comedor de  64 comensales
         Para terminar la visita nos  obsequiaron con un bocadito de mermelada de naranja tan dulce  como la  miel. Cristina nos acompañó hasta la salida y  nos  despedimos de ella  dejando atrás el palacio con una placentera sensación. 

          D. Manuel nos estaba esperando para conducirnos al monasterio de Santa Clara.Nos  introdujo en un hermoso claustro de  doble  galería  cuyos arcos estaban sostenidos por estéticas  columnas  de ladrillo. Sus  capiteles de estilo mudéjar nos dejaron gratamente sorprendidos por su artística  factura.Todas las  columnas  tenían su fuste recto excepto en un lateral; en él  sus fustes  eran de estilo salomónico muy semejantes a las que adornan la entrada  a la  parroquia de la Asunción. Este  detalle- según D. Manuel- indicaba que  este  lateral del claustro  era más moderno que los otros.Nos trasladamos a la parroquia de la Asunción.Templo con forma de  cruz latina  de una sola nave amplia  y de  gran altura, con capillas laterales comunicadas  por galerías. En su parte superior estas  galerías  tienen tribunas  con elaborados herrajes. Nos explicó que desde una de estas tribunas  asistían a los actos  religiosos  los  dueños del palacio. Siguió hablándonos de que esta iglesia en un principio  fue  dedicada a Santa María y  que después del Concilio de Trento pasó a denominarse de la Asunción. Nos contó muchas  más detalles  como que  el  hermoso retablo del altar mayor estaba formado por tres retablos diferentes muy bien acoplados; que la bóveda de la iglesía se derumbó en los años  setenta; no así la cúpula  que es impresionante `por su  arquitectura y por su altura. Encomió  al templo por su belleza, grandiosidad y riqueza artística; llegó a  afirmar que alguno de los cuadros que  cuelgan del crucero pertenecían a la parroquia de San Francisco. Elogió también  los adornos  barrocos de las pechinas así como la esbelta torre de ladrillo rojo y azulejos de clara influencia sevillana. Contó numerosas  anécdotas   relacionadas con los  párrocos que habían regido la  iglesia y que sería muy prolijo   relatar. Desde el templo nos  condujo hasta la plaza  mayor  atravesando  un arco  ojival  enclavado dentro de la muralla.Sobre este  arco y dando a la plaza destaca un hermoso balcón plateresco que perteneció al palacio de Portocarrero. Nos explicó que esta plaza estaba rodeada por el cabildo, la cárcel, los juzgados y  el palacio de Portocarrero y que hoy  conserva  casi la misma distribución en un diseño nuevo adaptado a nuestro  tiempo. Destacó que  uno de los edificios más notables- el pósito- fue descubierto no hacía mucho tiempo  realizando una restauración  y hoy luce espléndido como podíamos contemplar. Actualmente alberga  la  oficina de Información y Turismo de Palma de Río.Resulta completamente imposible exponer todo lo que  nuestro amable  cicerone nos relató con sus  explicaciones ; me he limitado a  recordar algo de lo mucho que nos transmitió.
La torre de la Asunción desde el arco 

Finalmente  D. Manuel  nos regaló a  cada uno el libro Historia de las  calles de Palma del Río. Desde estas líneas queda  nuestro  reconocimiento por su desinteresado y extraordinario trabajo. Sus explicaciones  claras e interesantes  nos han ayudado a comprender el legado monumental e histórico de esta  bella ciudad y han quedado grabadas  en  nuestra mente y corazón.
Tras despedirnos de D. Manuel  Gabriel nos repartió una  botella de aceite de oliva virgen extra de la empresa SAT Óleo Palma. Ha sido un regalo  fruto de su mediación. No cabe duda  que este encuentro  es  fruto indudable de  su  trabajo. Yo soy testigo y estas  líneas quedan  como testimonio .
Gracias  Gabriel. 

        Tras abrazos y besos y con el corazón alegre nos dimos el adiós quedando a la espera de nuestra próxima cita en Priego. Desde  Palma  cada uno  volvimos hacia nuestros puntos de origen contentos y satisfechos por tan espléndido  día y por tan bonita convivencia de amistad.