Yo te busco, Señor, desde hace tiempo
en la tierra, en el aire y en el fuego;
te perdí, no sé cuando, sin razones,
y por más que te busco no te encuentro.
Ausculto con cuidado las estrellas
para ver si te hallo allá en el cielo;
la grandeza infinita que contemplo
me deja con espíritu perplejo.
¡Ayúdame , Señor, quiero encontrarte,
para ser tu discípulo de nuevo!
¡Ayúdame, Señor, dame tu fuerza
para en verdad vivir el Padre Nuestro!
¡No viniste, Jesús, a darnos dogmas,
sino modo de vida con tu ejemplo!
Muchas veces seguí otros caminos
que no fueron cumplir el evangelio.
¡Necesito, Señor, tener tu imagen
bien grabada en mi alma y mi cerebro!
¡No tengo que buscarte en las estrellas,
ni en la infinita cúpula del cielo;
he de buscar tu rostro cada día
en los pobres, parados y sin techo!
¡Las personas humildes y sencillas
son tu mejor sagrario, son tu templo!
El Vacar 15 de septiembre de 2020
Magnifico Fernando, como siempre.
ResponderEliminarCreo que todos nos planteamos muchas dudas y preguntas. Un abrazo amigo José 9
ResponderEliminarLa energía crística también la podemos buscar en nuestro interior no contaminado por el materialismo, el individualismo y el egoísmo, creo.
ResponderEliminarUn bonito poema. Sin ánimo de enmendarte nada, en el último verso yo habría dicho: son tu mejor sagrario, son tu templo.
Un abrazo
Pedro muchas gracias por tu sugerencia. Lo cambiaré. Es que apenas pulo lo que escribo,me sale y tal como me sale lo plasmo. Un abrazo
ResponderEliminarMe ha gustado, Fernando. Muy bien.
ResponderEliminarGracias por tu visita. Me alegro que te haya gustado
EliminarMe ha gustado mucho, está en la línea que me planteo porque cuesta encontrarlo en los templos y en las imágenes.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias José Antonio. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo también para ti
ResponderEliminarAplaudir la humildad humana desde la que se implora el amparo de la Fe. Algo a lo que no estamos acostumbrados en este mundo de despilfarro y consumo. Sr. Fernando un ejemplo muy bien descrito y sentido.
ResponderEliminarUn abrazo
Juan Martín
Gracias por tu comentario Juan Martín. Un abrazo también para ti
ResponderEliminarBonita reflexión, justo ahí, ahí donde mencionas, en la tierra, en el aire y en el fuego, en las estrellas del cielo, pero sobre todo y por encima de todo en el necesitado, el hermano, en el prójimo, como bien dices en los parados, en los pobres, en los sin techo, en los humildes y sencillos y también en los marginados y oprimidos, ahí es donde podemos encontrarlo sacar las fuerzas para verlo y ser más como él quería que fuéramos.
ResponderEliminarMuchas gracias Lourdes por tu comentario
ResponderEliminarUn ejemplo de búsqueda serena de la paz y la cercanía que nos proporciona la Naturaleza y su Creador.
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