viernes, 25 de septiembre de 2020

Por Puerto Calatraveño

 En el camino hacia el norte,

por Puerto Calatraveño,

me encontré a una muchacha,

preciosa  como un lucero;

su rostro de nieve  pura

y su cabello muy negro,

su cuello de piel de seda

y sus ojos  como el cielo.

¡Hermosa como la  luna 

las noches de  cielo abierto!

¿Qué haces  aquí chavala,

en este  monte  tan lejos?

Atiendo a este  ganado

con ayuda  de  mis perros;

tengo cabras, tengo ovejas

y  también muchos  corderos;

como ves soy la pastora

del pueblo de Alcaracejos.

Me enamoré de su talle,

bailando al son del  viento,

de  sus manos  tan curtidas

con olor a  flor de  heno

y de sus  ágiles  piernas

veloces  como los ciervos.

¡Pastora  que me  enamoras

con tu voz y con tu cuerpo,

con tu  pelo de  azabache

y con tus  ojos  de  cielo!

¡Vente  conmigo hacia el norte

y deja  Calatraveño!

¡Te vestiré de  damasco

en mi palacio de invierno

y desde  ahora  serás,

princesa  de  Alcaracejos!

¡No temas  por tus ovejas,

ni por tus  lindos  corderos

que alegres  pacen los  montes

por las  navas y  roquedos!

¡Ellos  saben que vendrás,

volando como un jilguero,

y les  cantarás  canciones

con tu voz  de terciopelo,

que  ahuyentarán  a los  lobos,

con ayuda  de  tus  perros!

¡Pastora de  esta majada

en Puerto Calatraveño!

¡Ninfa  de  agrestes montañas!

¡Princesa  de  Alcaracejos!

Córdoba 29 de enero de  2020

3 comentarios:

  1. Precioso y evocador, puedo imaginar a la princesa de Alcaracejos, con tu descripción... muy cuidada y minuciosa.

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  2. Espero que las personas de Alcaracejos no se molesten por haber utilizado su nombre para la pastora.
    Gracias Lourdes, me alegra que te haya gustado

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    1. No creo que con tal descripción y cariño con el que lo has hecho nadie se vaya a molestar.

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