jueves, 29 de mayo de 2025

Pequeña elegía al papa Francisco


         En la  soledad de Santa Marta se apagó tu voz  como se apaga la vela que ha quemado  toda su cera para dar luz y calor. Pero ha quedado tu ejemplo de vida como un legado, como un faro de luz que ilumina a la jerarquía de la iglesia y a los graves problemas que afectan al  ser humano.

    Cambiaste el boato papal de palacios, zapatos rojos, oros, púrpuras y oropeles  por la  sencilla  sotana blanca, símbolo de la  pureza y caridad evangélicas que practicaste con tu vida. En tus  manos el evangelio fue real;  fue consuelo, fue abrigo, fue pan y esperanza para los  pobres, los parias  y los olvidados . Visitaste  a los  presos,  a los  inmigrantes y a cuantos la "buena sociedad" desprecia  y tiene  marginados.

    Gritaste contra la guerra, y llamaste al cuidado de la Tierra, nuestra casa  común. Fuiste un humilde  servidor, un pastor de los  olvidados que hizo vida el mensaje de Jesús. El que quiera ser grande  entre vosotros  debe ser vuestro servidor. No te has  marchado pues los  pobres  te  guardan en su corazón y tu  ejemplo perdura como perdura la buena  nueva  del Evangelio,

    Que San Francisco y los ángeles te reciban en el abrazo  del Padre y que tu semilla de  amor y de  servicio no deje de  crecer y florecer  entre los  que se consideran "príncipes"  y grandes  tanto en la Iglesia  como en el mundo.

    Descansa en la paz que  tu  alma  anhelaba.

    ¡Francisco del pueblo! ¡Francisco del alba! ¡Hermano del viento, del sol y del agua!