¡Te mataron Federico,
en la vega de Granada,
las estrellas son el velo
que te sirve de mortaja!
Allá en el valle, oculto por la tierra
que acaricia tu cuerpo acribillado,
recitas con dolor desesperado
tur versos tan contrarios a la guerra.
Tu espíritu, ligero como pluma
de paloma que anida junto al río,
recuerda nuestro humano desvarío,
flotando dulcemente entre la bruma.
Tu jaca son los rayos de la luna,
cabalgas en su grupa plateada;
tu yegua de azabache inmaculada
que te sirve de mágica tribuna.
¡Galopas como ardiente roja llama,
ya no pueden herirte ni dañarte!
¡Volarás para siempre sin cansarte
pues gozas de la gloria de la fama!
¡Clara como el agua tu poesía!
¡Radiante como el sol tu sentimiento!
¡Qué profundo, qué hondo tu lamento!
¡Qué sonora, qué limpia tu alegría!
¡Tus versos el lenguaje de las flores!
¡Qué grande, qué importante tu legado,
cantor de Andalucía destacado!
¡El parnaso te rinde sus honores!
¡Te mataron, Federico,
en la vega de Granada,
las estrellas son el velo
que te sirve de mortaja!